La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Pescando el Río Blanco.

La pesca en ríos de altura, es una aventura compleja. Requiere logística, esfuerzo físico y psíquico y reviste en este caso al menos una gran incertidumbre. Desde el punto extremo de la altura, el emplazamiento, el viento implacable y los eventos meteorológicos que en su cuenca, surten efectos perturbadores sobre su cauce. 

En las vías abandonadas y semi cubiertas de polvo de granito,  parecen sentirse voces de pasajeros del Trasandino.


Un paisaje a veces surrealista...envuelve este destino, repleto de elementos y desafíos. 

El Río Blanco se enturbia repentinamente... poniéndolo en sus aguas inpescables, saturandolas de verde vermiculita.
Al acercarnos al furioso Río Mendoza, el  cruce del Puente de Hierro, nos conmociona...cuando el viento nos pone freno a los ímpetus de pescador. Nos intenta marear, nos ruge y distrae.Se hace difícil poner el pie en el durmiente. 

Nos daba descanso al cruzarlo...un corto playón de arena granítica. Pero nos enfrentábamos a la cuesta de áridos mas larga aun que el puente mismo. La cuesta determinantes se sube, con un cable de acero, de mas de cien metros.  Dos horas de trekking por la traza férrea...nos separaba del río. Al llegar al mismo, armamos los equipos entre suspiros de alivio e intentando pausar la exigencia. Sin pausa...revisamos algunas piedras encontrando algunas mayflies

No se porque las horas pasaban raudas. Cinco horas habían pasado desde nuestra partida de la Ciudad de Mendoza.




Diego Gonzalez, nuestro querido Diegote, armo la flamante vara  Aguas Claras, trabajando algunas ninfas lastradas y strike indicator. Siguió la estrategia Mariano Parlade y Claudio Soria El sol asomaba por ratos...la lluvia  salpicaba nuestras caras con frecuencia extraña.


Así...entre brillos y tonos grises; entre brizas de montaña, Diego y Mariano lograron cuatro capturas antes del medio día.
En el  cenit del día nos paramos a comer. Entre charlas y cambio de estrategias, decido armar mi linea para secas con líder torcionados de poliester marca Duck de 6 pies y terminado en un tippet 5x fluorocarbon.


Ya mejor el clima, el sol nos aumentaba el termómetro para abrir el show del hatch. Caminamos unos minutos y atamos una  Grass Hopper Parachute Blanco. 
La tasa de captura era de un 10 a 9.


La tarde avanza entre las montañas y nos cerraba las puertas de la jornada al llagar las 17:00 horas. 

En el camino dejamos dibujado con piedras una trucha...para  indicar el territorio mosquero. Sus autores...Diego y Mariano ya habían pasado por ahí. La vuelta, igualmente dura, se minimizaba por el atenuante de la buenas truchas obtenidas y la modalidad en las que tomaron.

Un gran desafío al cuerpo, a la voluntad y resistencia. Premiado por las escamas de nuestras capturas.END




Autor: Luis Soria.
Edición: Jorge Aguilar Rech.
Fotografías: Luis Soria, Diego Gonzalez, Claudio Soria y Mariano Parlade.
BROWN TROUT ARGENTINA
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