La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Cuatro días en el Lago Queñi.

En dos días decidimos salir rumbo al Lago Queñi. Por una sencilla razón, no habíamos encontrado mucha información de este lugar de pesca en la web, lo cual nos creo una gran curiosidad.

Preparamos todo lo que pudimos llevar en un Gran Vitara, ya que el lago tenía un camping agreste y el pueblo más cercano estaba a dos horas.


Salimos el Jueves 27 de Febrero en la noche, desde Mendoza, para llegar al otro día en la mañana a San Martín de los Andes. Distante a 1.200 km., viajamos toda la noche, con el pensamiento puesto en una cosa, llegar a conocer el lugar.


Arribamos a San Martín de los Andes, nos aprovisionamos de las ultimas cosas y de combustible. Salimos rumbo a la cordillera, camino al paso Hua Hum. 


Unos kilómetros antes de llegar a la aduana argentina que limita con Chile, está el desvío al Lago Queñi. Desde ahí... es un camino angosto y sinuoso, que va por un bosque de coihues, raulíes y robles centenarios. Después de unos 20 Km. se llega a la Seccional del Lago Queñi, lugar donde el guarda parques tiene su casa.  




Entrabamos, ya que la tranquera se encontraba abierta; nos quedaba el ultimo obstáculo para llegar al camping de lago... vadear un río de unos 20 metros de ancho y una profundidad promedio de 70 cm; el agua es tan clara que parece de menos profundidad, pero al entrar al mismo empezaban las dudas, ya que el agua llegaba a las puertas.


Llegamos tipo 3 pm. El lago estaba hermoso... poco viento, nadie pescando y el sector del camping muy agradable, ya que se encuentra en un lugar privilegiado. Está bajo unos árboles y un gran manto de pasto. Armamos campamento lo más rápido posible y comenzamos a sacar la artillería de pesca. 




Pieza importante eran  los float tubes, ya que el lago tiene muy poca costa y la pesca se hace principalmente desde adentro hacia la costa.


A las 5 pm, ya estábamos en el agua flotando en la bahía donde estaba el camping. Una formación de unos 300 metros de diámetro, rodeada de juncos y muy profunda. 


Pasó una hora donde no tuvimos ni un pique. Ambos, probábamos diferentes patrones entre ninfas y streamers, a diferentes profundidades; hasta que a Pedro... le toma la primer trucha.  Una Arco Iris muy enérgica, la cual le dio una pelea muy violenta a su caña  # 6.  Creímos que era de un tamaño mayor hasta que la vimos; nos llamo mucho la atención la energía que tenia.  La tomada, fue a unos 3 metros de profundidad, con una ninfa de gran tamaño con un patrón de Plecoptera, recogiendo muy lento y un leader de 9 pies finalizado en un tippet 4x.




Después de eso,  empezamos a obtener muchas tomadas, con la misma receta. Al final de la jornada, Pedro había logrado capturar 7 truchas y yo, otras 5. Eran la 8 pm y no habíamos salido de esa bahía aun. Teníamos nuestro campamento a la vista desde el float. Ya más relajados por que habíamos calmado nuestra ansia de pescar, nos fuimos al campamento a comer algo y a dormir. La jornada había sido larga e intensa.


Al otro día... nos levantamos temprano, desayunamos bien y armamos las cosas que íbamos a llevar en nuestras embarcaciones. Llevamos comida, bebida, abrigo y linterna en nuestras bolsas estancas. A las 8.30 estábamos en el agua. Era un espejo.





Nuestro objetivo, era cruzar a la orilla del frente donde se conformaba de acantilados con árboles sumergidos.


El Lago Queñi, esta orientado de oeste a este y tiene unos 5,5 Km. de largo por unos 600 metros de ancho. El camping se encuentra casi al medio del lago a unos 3 Km. del principio de lago por la rivera sur.


Flotaríamos toda la rivera norte, pescando toda la vuelta corta del lago. Seria una jornada de 12 horas de pesca, combinado con desembarco en pequeñas playa. La vuelta era de aproximadamente 6.5 Km. de los cuales habían riveras de troncos hundidos, juncos y playas de piedras.




Apenas llegamos a la rivera opuesta, el lugar era soñado. Arboles hundidos a unos 3 metros, agua cristalina y combinación de sectores con sol y sombra.


Hicimos los primeros tiros con nuestras líneas de hundimiento rápido clase 6.  Dejamos profundizar la ninfa y empezaron los piques.  No eran muy seguidos. Comenzamos a probar muchos patrones y velocidades de recogida. Nos percatamos, que los patrones mas eficientes, eran streamers sin patas de goma ni brillos.


Las moscas más rendidoras, eran las Woolly Bugger en color café oscuro lastradas.  Los otros colores no eran muy bien aceptados.




La pesca la realizamos toda la mañana y primeras horas de la tarde con las misma mosca, fue muy rendidora.  Los piques eran uno tras otro hasta el medio día, donde se detuvo un rato, al medio día llevábamos unas 20 truchas capturadas entre los dos. 

A estas alturas de la jornada, bajamos de los floats, para comer y descansar un rato en una playa. Aquí ...  aportaba sus las aguas al lago, un río que seguro... venia de un glaciar, ya que era extremadamente fría.




El recorrido era muy entretenido. Íbamos alternando riveras con juncos, otras de piedras con árboles y otras de arena. En la ultimas horas de la tarde volvimos a poner las ninfas, que habíamos ocupado el día anterior, dado que la pesca con las streamers se tornó lenta. 

Al final de la jornada habíamos podido capturar un total de 47 truchas todas arriba de 50 cm.


Al otro día... tuvimos que descansar.  Ya que la vuelta había sido larga, y teníamos las piernas un poco extenuadas. Decidimos ir a unos pozones termales que se encontraban a 4 Km., por un sendero desde el camping.  Pensamos que el recorrido iba a ser menos cansador.  Al llegar a las termas, se nos había ido el cansancio. Ahí aprovechamos a bañarnos y disfrutar del lugar.


De regreso en el campamento, decidimos comenzar a pescar y nos metimos nuevamente al agua.  Elegimos la rivera oeste del lago, donde habíamos visto una costa con juncos y un río que entraba al lago. Para llegar hasta allá, tuvimos que ir en el vehículo y llevar los floats. Esa tarde... levanto viento pero igualmente estuvo muy rendidora.  El lugar, resulto muy bueno y salimos del lago, ya de noche.


El cuarto día... era nuestra última  jornada de pesca. Decidimos ir nuevamente al lugar del día anterior, pero íbamos a ir flotando y hacer la vuelta al lago que nos faltaba.  Esta vuelta era un poco más larga que la que hicimos el segundo día. Contaba con unos 9 km.


Aparte de la pesca, nos motivaba mucho, dar la vuelta en  float. Es totalmente recomendable hacer esto. Ya que se va recorriendo todos los rincones del lago, cuando se quiere parar... se busca cualquier playa donde se puede almorzar o tomar agua de las vertientes que llegan al lago.


Además al ir avanzando, cada tiro... era un lugar diferente y la pesca no se hacia monótona. Esta es una forma de pesca, que he adoptado recientemente y me motiva a seguir haciéndola. Lo único que se necesita es ser consciente de tener un estado físico mínimo. Ya que son muchas horas de pataleo, pero a un ritmo lento.  Considero que no es peligroso, ya que al ir a 30 o 40 metros de la orilla, cuando sale viento es muy fácil sortearlo. Se debe solamente orillar, y esperar que pase la ráfaga, o simplemente desembarcar.

La pesca ese día, estuvo muy parecida a los días anteriores, logrando muchas capturas. Siendo siempre, las Woolly Buggers café y la ninfa de plecoptera en anzuelo #6, las protagonistas.

Esos patrones, fueron atados la noche anterior, ya que nos habíamos quedado sin ninguna de ellas. Probamos con otros  parecidos y notoriamente, las capturas eran más espaciadas.


Ese día, salimos nuevamente de noche del agua. La visita al Queñi, había sido muy satisfactoria.  Habíamos logrado capturar entre los dos en 3 jornadas completas de pesca, aproximadamente 130 truchas.



El día de regreso a Mendoza, había llegado. Nos levantamos muy temprano, para poder desarmar el campamento y volver a acomodar todo, dentro del Grand Vitara. A las 10 am, ya estábamos rumbo a nuestra provincia.

Pasamos por Junín de los Andes y notoriamente... nos dieron ganas de hacer unos tiros en el Río Chimehuin.  Así que nos desviamos unas horas a sacarnos las ganas, que aun nos quedaban. También quedarían,  los 1.100 km por recorrer. END


Autor: Anibal Espronceda.
Protagonistas: Anibal Espronceda y Pedro Constantino.
Edición: Jorge Aguilar Rech y Anibal Espronceda.
Fotografía: Anibal Espronceda Y Pedro Constantino.
BROWN TROUT ARGENTINA.
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