La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Pescando el Río Grande de Malargüe.

Un río lleno de historias...



Abril...pleno de mañanas frías y tardes cortas y templadas. Salimos Daniel Mansilla, Héctor Iturbe y yo...Raúl Iturbe, con rumbo al mas Grande de Malargüe.

Una nueva infraestructura tipo refugio, destinada a los flyfisher se daba lugar, y allá íbamos... a probarla y visitar a los emprendedores.

Nuestra pasión por la pesca es inconmensurable, así ella... constituye un lazo fraterno entre nosotros y nos hace fuertes. Pescando somos felices.


Eran las 16:00 hs de ese día, cuando mis líneas se dibujaban en un papel de notas. Mis recuerdos inmediatos de las horas de la mañana, relevaban entre sus hechos... un par de capturas de Arco Iris, después se decenas de tomadas. Una de ellas superaba los 850 gr.

El aroma campero de las carnes nobles y cecinas, me distraían por instantes. Los criollos chorizos le hacían chirridos a mis pensamientos.

El fin de la mañana la coronaban muchos piques...capturas; pocas y... un bravísimo asado. La tarde nos daba esperanzas entrando por el cenit de la montaña.

Tarde temprana...fuimos a probar el añorado lugar, que en el otoño pasado, habíamos mojado plumas. Pero esta vez la nada... solitario fantasma, nos abrazaba el pecho de angustia y nos callaba las palabras. La noche cercana...calmaba la angustia de lo poco, y se ahogaba entre brindis y anécdotas pasadas.

El día nuevo nos daba aire en el pecho y el alma se refrescaba de esperanzas...soñando, y soñando con esa trucha ansiada.

Cumpleaños del gran pescador... Arturo; que hoy nos mira desde arriba... nos protege, nos susurra secretos que a nadie revelaría. Hoy lo disfrutó con nosotros.

La calma del día, nos hacia suyo. Eso quizás sea lo bueno...la calma.


Ya en el Grande, comenzó la otra
historia de este relato. El vientre fructífero de nuestro río, nos daba los hijos adoptivos...uno tras otro para que disfrutáramos con ellos.


La primera Arco Iris festejada, la pincha Daniel Mansilla, la cual se resistió bastante... luciendo su potencia en cada uno de sus 1.800 gr. Esta robusta trucha lo saco a pasear por varios pozos y, luego de una interesante batalla , lo pudimos ayudar a copearla. El festejo fue corto y la devolución rápida e inmediata.


A espaldas nuestras, la sombra de la Arco Iris, tomaba franco escape.

Los dos... mi padre y yo , tomamos rumbo al río arriba. Llegamos al un pozon ya pescado, hacia unas horas por él mismo. Mi turno de trabajarlo fue cedido, ante mi cansancio y desilusión. Toma mi turno Héctor, primereando el pozo. Lo sigo desde cerca...para no resignarme.

Solo fueron un par de certeros cast...cuando, una Marrón toma mi emplumado engaño y corona mi día. Mi pulso explotaba por mi pecho y mi cara recibía el mensaje. Este macho tenía la pera típica prominente y poco vista en estas aguas. Su peso rondaba los 2 kg. de carne salmónida.

Daniel minutos mas tarde capturaba interesantes Arco Iris, con características similares en peso y lucha.

La bondad de este. Mi río.


Y digo mío... porque lo quiero, porque lo protejo, porque es de mi tierra, porque es mi agua. Lo admiro por su bondad, su belleza...su sabiduría.

Es un río que nos enseña a ser hombres; hombres de bien. Por eso lleva su nombre...y lo identifica sin par, como el Grande de Malargüe.END



Autor: Raúl Iturbe
Contexto y Edición: Jorge Aguilar Rech.

Fotografía: Raúl Iturbe.
Protagonistas: Raúl Iturbe, Héctor Iturbe y Daniel Mansilla.



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2 comentarios:

Montañes dijo...

Raúl, la perfecta descripción de los detalles,apoyada en sus descripciones y sutiles figuras idiomáticas, hacen una delicia la lectura de tu nota Jorge.

kajota dijo...

Muy buenas fotos! un abrazo