La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Pescando en la Quebrada de los Tamarindos.

Como un contado puñado de salidas, las que se preparan con el tiempo justo, a la rapidez que se escabulle entre nuestras obligaciones y el trajín de principio de año, son las que mas se disfrutan y mejor salen.


El llamado de Pablo Matthews, avisándonos de que los baqueanos estaban listos y que los niveles de arrollo estaban aceptables fue el día miércoles. Para el Viernes de esa semana de enero, ya... estábamos cargando nuestro vehículo y camino al puesto.

Como toda salida, siempre tomamos como cómplice necesaria a la madrugada. La que entre luces de autos, fuxias de la madrugada y mates amargos que son mas sabios a esa hora, nos adentrábamos en la cordillera mendocina.





Podes ver este corto en :
http://www.youtube.com/watch?v=Df-521eAKM0

o podes verlo en HD en: 
http://www.facebook.com/video/video.php?v=1510811489568

Eran las 7:00 am, cuando el programa con puntualidad inglesa, nos habilitaba un buen desayuno en la localidad de Uspallata. A unos kilómetros de ahí...el puesto de Silvio y su familia. Acá, dejaríamos nuestro vehículo y desde acá, nos llevarían hasta el punto cero. El punto era en el camino a la Estancia del Chacay. Desde acá serían tres hora a lomo de caballo hacia el Oeste. 

En el playón, nos esperaban los tres baqueanos. Dueños de mil historias de lugares y encantos de la Pacha Mama. Los caballos rumbeaban hacia el Arroyo El Chacay, que en estas épocas se halla con hinchada ansia.  Siguiéndolo como el perro de don Chiche, Malevo...nos fuimos adentrando en las sombras de las quebradas y embriagándonos de paisajes de Cóndores, zorros y guanacos.


Malevo, perro feo y mal trecho, parecía estar siempre un paso mas adelante de Chiche. Una increíble capacidad para vadear el arroyo, y cumplir con las ordenes que apenas murmuraba su dueño. Sus ojos...increíblemente profundos.

Las horas se pasaban entre el chasquido de herraduras y pedregullo. Entre silbidos de vientos y sombras; entre el encanto y la magnificencia.

Una visión de oasis, nos daba el plano del arroyo Ranchillos Superior. Una tropa de mulas adornaba el paisaje que... a esas alturas de colmaba de Tamarindos  y pastos. Solamente interrumpido por los verdes paños de las vegas.

El aire... cada vez mas raro. si bien estábamos a unos 3.000 m.s.n.m, la estructura de cañadon nos quitaba oxígeno. Entre tanto la puna se iba haciendo mía. Y yo me entregaba sin remedio. Fenómeno extraño este que, por mas recaudos y entrenamiento habido, entra en nosotros ...sin llamar. 

Llegamos al campamento, en el bosque de los Tamarindos. Una pequeña estructura que cortaba la senda entre matas de pasto tierno, el arroyo generoso de agua y tamarindos de tres metros de altura. Los que nos daban bondadosa sombra.

El cenit, llevaba la temperatura al máximo y el aire que a`penas corría, se tornaba cada vez mas cálido y el aire no llegaba.

Los trabajos a pleno de los puesteros, nos dejaban tiempo para acomodarnos y prepararnos para la jornada vespertina de pesca. El fuego siempre amigo, calentaba el viejo latón de agua del arroyo, para un reparados café.

La leña estaba acomodada en abundancia, las carpas tensas y armadas y la improvisada mesa de piedra firme.

Un rápido y frío almuerzo nos daba la voz, de inicio de la jornada. Pero mis ínfulas eras diezmadas por el puso cuando entre mareos y nausea la puna me gana.

A cientos de metros río arriba, camino hacia el campamento intentando recuperar el eje. Marcela, me esperaba, con una sonrisa complice y tras algunos tratamientos de campo, u nas horas de inmersión en el arroyo, me aclimato.

En el proceso, hago algo de observación entomologica. Las piedras claras y mas porosas contenían de a decenas Ephemeropteras de color pardo oscuro, unas pocas de color pardo claro, algunos Simúlidos, ninfas de Coleópteros y Midges. 



Ya avanzada la tarde... Germán Fernandez, había pescado unos 500 metros rio arriba y había solamente registrado dos tomadas muy fuertes. Desde hacia unas horas había pasado río abajo con la intensión de tomarlo desde abajo.



Eran las 17:00 horas, cuando la temperatura del agua marcaba unos 8,7º C, y fui al encuentro de Germán junto a Marcela, mi esposa. 

Cada rincón del arroyo nos mostraba como libro de cuentos, un rincón distinto . Una bella postal. Casi a media hora río abajo, nos encontramos con Germán quien e esas alturas había pescado río arriba.

Decidimos entonces tomar con él pozo por medio. En instantes, Germán captura una Trucha Marrón. La que a lo profundo denota su corte de macho. La lucha comienza en el pozon del pinchazo y termina metros abajo en una suave y accesible ribera.



Avanzo río arriba...intentando buscar el mejor pozo. Hallo en el afán, una estructura de dos pozos consecutivos y en secuencia. Cada uno de ellos...profundos y con axilas arremolinadas y oscuras. El primero de ellos no me respondía. La trucha era evidente que ahí estaba pero no lograba seducirla con mis simples engaños. Los lances cortos pro activos intentaban sin resultados....profundizar una Pheasant Tail Bead Head atada por mi querido amigo Mario Capovia. Avanzo unos pasos arriba, agazapado y entre los pastos tiernos. Posiciono la mosca entre la lengua principal y caña en alto ... pero leader tenso...a deriva natural , ingresando al remolino suave y breve del pozon. La mosca desaparece de mi vista y el tippett desaparece en lo profundo. El leader Duck Torsionado le brindaba un peso extra a engaño y lo llevaba a lo profundo de la estructura. Como una lengua gigante...toma la marrón y salta entre espasmos y arqueadas de hembra potente. La lucha la nota la vara Orvis  Power Matrix #4 en arco. La pelea  baja por el arroyo y la sigo intentando no golpear a mi presa. Metros abajo....una marrón integra y vital se entrega a mis manos. La libero y agradezco el eterno y feliz momento vivido. El instante esperado durante toda la tarde me daba una captura de 800 gramos intensos.




Con inmensa gratitud, y enorme satisfacción, subíamos el arroyo pozon por pozon. Cercano a las 18:30 hs el arroyo continuaba lechoso y una raquítica eclosión de midges, se presentaba. Pero la jornada estaba cerrada.


El fuego se ponía en plano, preparandonos un cordero mamon. Entre brindis y anecdotas la noche cerraba y la luna increíblemente sincera, iluminaba las sendas de la noche.

Los flashes de una tormenta que entraba en el cañon, se animaba apenas por la noche a asomarse. 

En la mañana, como en un caldero, las nubes estaban envalentonadas, y mostrándose entre rayos y truenos. 

La volatilidad de las condiciones en la montaña es factor a observar y respetar. Y así se hizo. Tempranamente el desayuno...nos predisponía a preparar el raudo retorno, escapando de la tormenta. Que a fuerza de amenazas se iba cerrando en el cause superior.

Las cinchas y monturas eran puestas con rapidez en los animales, no habiendo lugar para demoras. 


La expedición se ponía seria y el retorno temprano era un hecho. No se puede arriesgar en estas condiciones. La jornada de la tarde anterior, había sido coronada por algunas capturas, pero las ganas aun seguía de seguirlo pescando. La tormenta que en nuestra marcha de descenso nos mojaba las espaldas... bautizaba la promesa de subir a pescarlo nuevamente. END.



Autor: Jorge Aguilar Rech
Fotografía: Marcela Villar/Jorge Aguilar Rech
Video: Marcela Villar/Jorge Aguilar Rech
Edición: Jorge Aguilar Rech
BROWN TROUT ARGENTINA 
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