La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Lenguados con Mosca.

Pescando en la Isla del Jabalí.




Me inicié en la pesca con mosca, por culpa de los lenguados. En un viaje a la Bahía de San Blas, Buenos Aires, Argentina,  me encontré con quien sería mi mentor en la pesca con mosca, Manfred Relling un gran pescador de pesca con mosca que vive en la Bahía. Me encontré con él, evidentemente, porque ya estaba listo para iniciarme en esta modalidad. 

Era el pescador raro de mi grupo de pesca, compraba señuelos mientras mis amigos llenaban sus heladeras con carnada fresca, devolvía las presas mientras mis amigos llenaban sus tachos de capturas. En fin, el momento había llegado debía migrar de modalidad y allí estaba Manfred para asesorarme. Recuerdo que al conocerlo y nombrarle a la especie, no pudo parar de hablar y la conversación se prolongó por dos horas en medio de un negocio de pesca. La pasión con la que este hombre me habló de la pesca. Me atrajo al punto que, al llegar a San Luis compré mi primer equipo de pesca con mosca. 

Recién casi dos años más tarde pude utilizar aquél equipo para pescar “lenguados con mosca”. La cita se dio a las 10,30 de la mañana, Manfred me buscó en la cabaña en la que estaba alojado y salimos al lugar donde encontraríamos a estos peces. Lo primero, ya que nos habíamos adelantado en el tiempo, fue leer el lugar. La lectura, el estudio, la observación son características fundamentales en la pesca con mosca sin distinguir especie. 


La pesca la íbamos a realizar en una ría, un brazo del mar que entra por crecer la marea y se prolonga por varios kilómetros de extensión hasta que la subida no le permite ganar más territorio. Curiosamente esta subida,  termina formando un río de agua salada. Recuerdo cuando pequeño... en la playa formaba un canal con la palita de plástico para que las olas depositaran sus aguas en ese canal que yo mismo había construido. Esto que les relato es similar a aquello, con la diferencia que se forma por la misma fuerza del mar en su crecida y en la constante búsqueda de depositar sus aguas en tierra que lo contenga. 

Cruzamos la ría y comenzó la clase.  Lo primero que hizo Manfred fue observar el tono del agua, estaba tan clara como algún lugar tropical, esto hizo que Manfred pensara bastante. El agua tan clara delata hasta el más mínimo detalle de las moscas, y los lenguados son muy buenos observadores y críticos de su alimento. El agua clara era un punto en contra. Fuimos en busca de las camas que habían dejado los peces en la marea anterior. Esta especie se caracteriza, entre otras cosas, por ser sumamente territoriales. En aquél lugar existen dos brazos que forma la marea al subir, uno angosto y otro más ancho. El brazo angosto es ocupado por los lenguados en la marea más alta del día . Es aquella que trae más fuerza y genera mayor profundidad. Y el brazo más ancho lo dejan para la marea más suave del día. Esto demuestra otra característica de los lenguados, son movilizados por la lógica. Un brazo más ancho, con marea más alta, con aguas más rápidas genera un esfuerzo mayor en la caza, por lo tanto se ubican en el brazo más angosto. Y aquél es el que se debe leer previo a la segunda marea del día. 


Las camas, son los lugares que ocupan los lenguados para cazar. Es un pez que caza verticalmente, reposado en el lecho del mar puede camuflarse con el fondo sin ser percibido.  Esta es su táctica mientras que su técnica es generar un rápido desplazamiento vertical al ver pasar por delante suyo su presa, atacándola ferozmente y generando ese desplazamiento vertical.  Acomodándose en el lugar exacto que había elegido para su cacería, velozmente para degustar su captura. Es increíble la velocidad con la que cazan estos peces y lo más asombroso es la capacidad de volver al lugar exacto donde está ubicada su cama.


El pronóstico fue alentador;  había un punto que no nos favorecía, pero en la vida una es de cal y la otra de arena… habían muchas y algunas muy grandes camas. Cuando digo muchas, eran muchas en serio, una tras otra, y algunas de hasta 65cm. Un lenguado de 65 cm. y de la profundidad que tenía esa cama nos auguraba un peso de entre 12 y 17 kilos.


La ansiedad hizo que rápidamente nos ubicáramos en el pool pescaríamos más tarde, el brazo más ancho de la ría. Manfred me dio detalles técnicos en el cast que habría que realizar y en la forma de recoger la línea. El cast es profundo, haciendo chasquear la mosca en el agua al depositarla realizando un mend corriente arriba para generar la deriva correspondiente de la mosca. El chasquido es para llamar la atención de los lenguados y avisarles que deben observar. La forma de recoger es con tirones suaves y más o menos prolongados, generando que la mosca nade de 15cm a 30cm por tirón. Esto imita perfectamente el nado de contra corriente de un alevino de pejerrey. Hice unos tiros para practicar la técnica y nos ubicamos.  Manfred sobre la costa de la ría y yo frente a él dentro del agua.  

La línea que utilicé fue una  WF6 F/S Sinking II, leader de 9 pies cortado a la mitad y 0,80cm de tipet 0x, até una mosca denominada Pejerrey Chivo y otra mosca que a diferencia de aquella carece de cachetitos y su cuerpo es más flaco. Además tenía las clásicas Deceiver en celeste-blanco, blano-negro. Las Deceiver las até en anzuelos 2/0 de pata corta y las Pejerrey Chivo y su modificación en anzuelos 12 de pata larga. Até como primera mosca un Pejerrey Chivo.

Al cruzar la ría, los lenguados bullían por entre mis pies. La cantidad era considerable y los tamaños, medianos. El pronóstico era muy bueno, sólo quedaba que tomaran las moscas.

En mi tercer cast realizo un cambio, en vez de recoger luego de que la mosca derivara, le doy línea para hacer un recorrido más largo y traerla en línea recta contra corriente hacia mí. En cuanto considero que la cantidad de línea es suficiente y comienzo la recogida, se frena mi línea y al intentar ejercer un poco más de fuerza un lenguado me sorprende llevándose la línea de mi mano. Clavo con fuerza como me había indicado Manfred, el lenguado tiene una boca ósea muy dura, mi primer captura se había hecho realidad y la pelea había comenzado.


El lenguado actúa de dos formas al ser pescado, comienza la pelea desde el primer momento yendo a favor de la corriente para ganar profundidad e intentar soltarse ó espera a estar a 30cm. del pescador, mirarlo y cuando éste se confía de haberlo capturado se dispara con una velocidad impresionante. En mi caso, mi primer lenguado hizo las dos. Cuando logré acercarlo a la orilla para que Manfred me indicara como manipularlo, considerado que tiene un boca muy peligrosa, una cadena de dientes muy afilados y  si no se manipula bien se corren grandes riesgos de ser mordido gravemente. 


Luego de la foto, mosca fuera de su boca, lenguado liberado. La Pejerrey Chivo me dio dos capturas y su modificación una captura. En total tuve tres capturas esa tarde. Cuando la marea termina de subir y llega a su punto más alto, los lenguados desaparecen, su hora de cazar y alimentarse concluye. Nuestra pesca concluyó junto con la culminación de su jornada.

La ría... había premiado la elección que había hecho hacía casi dos años, sabiendo que los peces que se clavarían en mi mosca, volverían ilesos a su hábitat, me dejó practicar el hobby que de a poco, se hace pasión en mí. END


Autor: Pablo Giménez.

Edición: Jorge Aguilar Rech.
Fotos: Manfred Relling – Pablo Giménez . 
Fuentes: Pablo Giménez – Manfred Relling 
BROWN TROUT ARGENTINA 
Copyright 2.010.

1 comentario:

crisol dijo...

No se de pesca, pero si se de pasiones y esto es lo que comparto con vos. Perseguir los sueños , es lo que hace a la vida mas interesante.
te felicito por tu trabajo!!!!!!!!
un abrazo mamu