Que contrariedad, que despropósito... llamar al arroyo mas bello de Mendoza como desecho. Quizás... con esta ex profesa contrariedad, la intención del descubridor o el que lo haya nombrado, haya sido ocultar las bellezas de este páramo, intentando guardar el tesoro...preservarlo. El Desecho de los Morros aludiendo a su origen glaciar, tal vez.
Ubicado en el Valle de Los Molles, departamento de Malargue, Mendoza, Argentina, es un pequeño hilo de agua que tributa al Salado, casi a hurtadillas... sin muchos preámbulos.
Un escenario pleno de fauna autóctona, del Valle de las Leñas, como el Phymaturus flagellifer, lagarto herbívoro de tonos verdes y amarillos, flores de cactus y xerófilas.
Ese día, comenzamos en la primera luz de la mañana, desayunamos y comenzamos a prepararnos para la jornada. Esperando que el sol, animoso del mes del equinoccio de las montañas, despertara a nuestras truchas, dormidas en un manto de frío.
El sol de las once nos hacia pasar por el camino pedregoso, hasta el fin de la huella conocida. Aquí tendríamos que armar nuestras cañas y emprender la subía a pie. Elegí la Superfine #1 para la experiencia. Armando cada tramo, como parte escencial de la ceremonia, montando la linea impecablemente sutíl y montando un leader torcionado especialmente atado por Pablo Matthews para esta vara.
Con el ánimo de inspirar cada sensacion, me propongo embullirme en el paisaje. No solamente ser un pescador, un personaje sino... ser parte del entorno. Para ello cada paso que daba me sumergía en el mundo sensorial exquisito de la pesca con mosca. Cada pájaro, cada insecto y la mínima brisa, eran inspiradores con el mantra del arroyo siempre de fondo.
Quería escuchar el latido de mi tierra, quería sentir cada movimiento de mi pez. Así me oculto entre las rocas... agazapado al máximo me acerco a unos metros del filo del agua. Lanzo up stream, dando vida a mi mosca, una Pheasant Tail en # 22, y abdomen rojo. La ninfa trabaja a deriva natural, corriente abajo. Toma implacablemente una bella trucha arco iris. Pintada de colores, su fuerza muscular me desbordaba las manos. Pronto volvería a su vientre de agua, se ocultaría entre el oscuro fondo del arroyo.
Limpio mis manos con el mismo agua del arroyo, y mi pecho se hincha de satisfacción. Ahora voy por más. Miro hacia arriba del curso, buscando la estructura perfecta.
Levanto algunas piedras, descubro puñados de efémeras y plecópteras. Las robustas Stones Flys, eran mi inspiración. Descubro en mi caja, una perfecta mosca, para imitarla. La Perez Destoyer en anzuelo # 14. Lanzo en una corredera que ingresaba a un amplio flat; dejo profundizar... intentando llegar a la laminar y ascender lentamente. La detonación de un ataque, me hizo alzar mis brazos. Manteniéndome quieto en un solo lugar, dado que si me movía me hundiría en el acarreo.
Mas capturas... bellas y sanas. Grandes... por el volumen del hábitat. Su color y estructura me mostraban un arroyo sano, pleno de vida.
No existía pozo, estructura o corredera que no tuviera truchas. El secreto a voces, era la invisibilidad, el sigilo y el acecho. Por ello, pescábamos indudablemente, arroyo arriba, con leaderes muy finos y a contra sombra.
Llegamos al final a una estructura bella... que dió lugar al almuerzo tardío. El mismo, planeado de cecinas, quesos y pan casero, mojado con unas heladas cervezas rubias. Compañeros perfectos a la hora de brindarnos a la amistad y al disfrute. Así... prestos al descanso reparador, tras el almuerzo y el ascenso, las horas pasaron, observando el arroyo y disfrutando el tono de su mantras.
Este arroyo es calumniado desde su nombre, injuriado en sus cualidades y este despropósito... nos sirve END
Una compilación de fotos en nuestro Facebook:
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Autor: Jorge Aguilar Rech.
Edición: Jorge Aguilar Rech.
Fotografía: Jorge Aguilar Rech/Nicolás Aguilar.
BROWN TROUT ARGENTINA.
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