Un mes de Enero caluroso… como cientos e interminables del mendocino verano.
Liliana ese sábado, me acompañaba una vez más. Como en incontables salidas. Mi compañera y fotógrafa… mi amiga y alumna consentida.
El arroyo Grande de la Quebrada…el Manzano de miles de pescadores. Ese día me esperaba fresco, casi frío. A punto de la llovizna que baja en nubes desde la quebrada.
El campamento y un buen vino en la mesa, anticipaban mis primeras incursiones. Así rumbeamos hacia el Refugio Portináris donde hice los primeros tiros. La quincena de grados se sentían en mi piel y me invitaban por momentos a abrigarme.
Liliana ese sábado, me acompañaba una vez más. Como en incontables salidas. Mi compañera y fotógrafa… mi amiga y alumna consentida.
El arroyo Grande de la Quebrada…el Manzano de miles de pescadores. Ese día me esperaba fresco, casi frío. A punto de la llovizna que baja en nubes desde la quebrada.
El campamento y un buen vino en la mesa, anticipaban mis primeras incursiones. Así rumbeamos hacia el Refugio Portináris donde hice los primeros tiros. La quincena de grados se sentían en mi piel y me invitaban por momentos a abrigarme.
Arme mi SAGE SLT #3, con una estratégica línea de flote finalizada con un brider de flote y tippet de 0,50 m del calibre 3x. Mi engaño…una malintencionada Great Day… una Stone Fly atada por mí.
Seguí caminando…cauto entre las matorras y los enmarañados senderos del arroyo.
Me posicioné estratégicamente en una orilla del run… el cual se profundizaba al chocar con la barranca. Mi primer tiro advirtió la emoción para cuando el segundo, tocara el agua… una enérgica contorsión de lomos pardos, tomaran mi mosca. La Fontinallis presa… parecía poseída… en algún momento pensé que se había enganchado en una roca. Pero al instante ahí estaba peleando por liberarse. Era un macho viejo… se le notaba, su forma, sus ojos y en su color. Denunciaban su enojo, su furia al haber sido engañado, pinchado y vencido. Los años que habían pasado, le habían dado experiencia pero algo lo había desconcertado. La corta batalla para evitar el stress fue la antesala para la inmediata devolución .
La euforia y la satisfacción de haber ganado al viejo… al patrón…al dueño del páramo…simplemente fue inigualable. También vinieron otras…caminando río abajo, llegando al Capital Lemos…pozo visitado por los lugareños por su alta calidad. Así entonces lo tomo desde lo cercano y luego posiciono la mosca al lejano opuesto de la rivera.
Toma mi engaño una ejemplar Trucha Arco Iris de 1,200 kg. Hermosa, enérgica, vivaz. Ubicada justo donde estaba cantado donde terminaba la espuma blanca y el agua se hacia pozon. Había sido engañada por la deriva planeada de la ninfa, Estaba posicionada para visualizar la comida que caía desde la cascada.
La corta batalla posibilito su liberación.
Seguí mi rumbo río abajo…con mi compañera fotógrafa. Llegábamos al Refugio Lemos y los tamaños iban en disminución. Pero no así la cantidad de las capturas.
Me esperaba el Pozon Geriátrico… antes del Puente de los Puntanos, llamado así porque es un pozon escuela, fácil, predecible, rendidor. El fin de la jornada fue de muchas Arco Iris pinchadas por mi Masarta en alambre #14.
La tarde me daba rumbo a un infernal Viento Zonda en la ciudad…quedando en mis recuerdos… y, sospecho que en los de él también… el día en que vencí al dueño del Arroyo Grande de la Quebrada. END
Toma mi engaño una ejemplar Trucha Arco Iris de 1,200 kg. Hermosa, enérgica, vivaz. Ubicada justo donde estaba cantado donde terminaba la espuma blanca y el agua se hacia pozon. Había sido engañada por la deriva planeada de la ninfa, Estaba posicionada para visualizar la comida que caía desde la cascada.
La corta batalla posibilito su liberación.
Seguí mi rumbo río abajo…con mi compañera fotógrafa. Llegábamos al Refugio Lemos y los tamaños iban en disminución. Pero no así la cantidad de las capturas.
Me esperaba el Pozon Geriátrico… antes del Puente de los Puntanos, llamado así porque es un pozon escuela, fácil, predecible, rendidor. El fin de la jornada fue de muchas Arco Iris pinchadas por mi Masarta en alambre #14.
La tarde me daba rumbo a un infernal Viento Zonda en la ciudad…quedando en mis recuerdos… y, sospecho que en los de él también… el día en que vencí al dueño del Arroyo Grande de la Quebrada. END
Autor: Walter Viel
Protagonista: Walter Viel
Contextualización Narrativa: Jorge Aguilar Rech
Fotografia: Liliana de Viel
1 comentario:
El patrón del Arroyo Grande es Walter Viel!!
Excelente relato.
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