La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Los destellos del Salado.

Cuando los astros se alinean. Todo el mundo, se acomoda en perfecta conjunción,  para dar a luz... una salida de pesca perfecta. Esas experiencias que parecen selladas de ante mano en nuestro destino. 


Eran las 23:00 pm de un día de marzo... por los que terminan el mes. Cuando el llamado telefónico de Diego, me anticipaba el fenómeno astronómico. Para sumarse a la aventura cósmica, nuestro celebre genio tecnológico Federico Distefano, de DC accesorios, se sumaba.

Siete horas mas tarde, estábamos encandilados por el despunte del sol en la Ruta 40, rumbo al prometedor sur de Mendoza. La madrugada, la trasnochada y el cansancio, me acunaron durante unas horas de viaje, dejandome dormido y en manos del conductor designado, hasta llagar al Valle de Las Leñas. Reconozco... que el asiento trasero fue el destierro justo para los pésimos co pilotos. 

Ya en el Valle, nos desperazabamos del entumecimiento del viaje, bajo un cielo diáfano y claro. Pintado cuadro andino, donde el aire puro, te inunda cada célula del cuerpo hasta dolerte. Minutos mas tarde , nos acercamos al sector de la juntura del Arroyo Desecho y El Leñas. Descubrimos aquí... que el maridaje, hacia un río perfecto. El Salado estaba en su mejor día, en su estructura, temperatura y claridad. Una de las principales características de este velo acuoso, es su cantidad de materia disuelta y poca transparencia, pero este día... era especial.

Desde este momento bajamos,  unos cientos de metros, hasta la zona de La Arenera. Pretendiendo pescarla desde acá hasta la juntura del Desecho e ir ascendiendo. 

En La Arenera, descubrimos la nociva intervención del humano en la naturaleza. Millares de millares de metros cúbicos de rodados, movidos a merced de una necesidad, pero a costa de convertir a ese tramo del río, en un mero canal. Desoyendo las leyes, las reglas y el control, algunos personajes cometen estos crímenes ambientales. Los que siempre... son impunes. 
Los margenes, lechos y cursos  de los ríos deberían ser intocables. Este sector, es un planchon de unos trescientos metros de ribera, donde es inevitable apresurar el vadeo, hasta las primeras formaciones sinceras del río.



Una vez aquí, comenzamos a pescar... siempre río arriba, agazapados e invisibles. Intentando ser in notos, silentes e incoloros. 

Los primeros lanzamientos, a las formaciones principales, nos iban anticipando, una jornada espectacular. El río, saturado de carga orgánica, a cada paso , nos mostraba el caldero de sus secretos. Vegas enormemente verdes, fondos oscuros, hedores sulfurosos, termas, aguas tibias y cortaderas. Interrumpido por infinitos pedregales, de rodados de granito, toscas volcánicas y fósiles. Eran el paisaje propuesto. 



Estas vegas... esta sal, tal vez sean las lagrimas del mar, ausente desde millones de años, que dejara sus hijos Amonites inmortalizados en piedra.  Para nosotros... eran tesoros extra, que nos regalaba la Pacha Mama. Improntas de seres de mas de 250 millones de años entre las cortaderas, el río y nuestras truchas.  Con algunas huellas del pasado... nos soñábamos peinando nubes.

Los destellos del Salado from BROWNTROUTARGENTINA Fly fishing on Vimeo.

El poder sensorial de esta experiencia...es profundo he intenso. Disfrutando de cada instante, de cada estimulo natural de cada minúsculo cambio. Ahí... y solo ahí, junto al río, me siento en plena armonía




Metros adelante, las truchas nos sorprenderían. Enormes runs cayendo flanqueados a profundos pozones, guardaban fornidas truchas. Las que se dejaban dominar por la latitud, mas que la longitud. Gordas... y muy combativas. 

Lo importante ante la pesca era el factor de imperceptivilidad. Un solo ruido fuera de la frecuencia habitual del animal, y se reprimía toda actividad y se ocultaba. Cuando la primera condición se cumplía, todos los acercamientos... eran fructíferos. 

Recuerdo, estar sobre el final de una corredera de muy poca profundidad, la que profusamente tomaba una curva y caía hacia el cauce principal de río.


Me posiciono pegado al agua y como a unos seis metros. Intento adherirme a las rocas secas para no provocar desprendimiento de material orgánico del fondo. Lanzo y apenas toca el agua, mi Pheasant Tail en anzuelo # 14 es atacada por una vigorosa y fornida Arco Iris. La que en el ataque toma cascada arriba y prácticamente sale del agua. Segundos mas tarde, se liberaba del engaño y era devuelta.



Metros mas adelante Diego, trabajaba arduamente, el Pozo del Ternero. Ya lo habíamos intentado desde abajo, desde arriba y ahora, lo estaba tomando, a puro ímpetu y coraje, aguas abajo. Sabíamos que en su lecho, había una Arco. Lanza aguas arriba, y a deriva natural profundiza, en dramático desprendimiento,  la ninfa de Tricoptera Negra en alambre Tiemco 200 RBL, y profundiza. Decenas de presentaciones, terminan en detornar el pique, premiando la indómita persistencia.


La tenia entre sus manos, con el máximo de los cuidados. Una explosión de energía, le ganaba libertad. Vivas... retornaba al cobijo verde oscuro del pozo

La alegría era inevitable. Los festejos por la trucha engañada y devuelta se estrechaban en una fraterno abrazo. 

Seguíamos subiendo el Salado, encandilados por los destellos del agua y el sol, que nos hacían soñar con mas Arco Iris. A metros divisábamos la juntura del Leñas y el Desecho.  La temperatura se ponía seria, mas allá del sol presente, pero mudo de grados. 

Pero como profanadores, inescrupulosos... le entrabamos con ansias, moscas, varas y badeos, al hermano Desecho. Donde las sutiles tomadas, nos darían lecciones de instinto. Decenas de truchas tomaron los engaños. Solo por pura persistencia y corrección de los detalles, unas tantas quedaron en nuestras manos. Y siempre... por ese inexplicable fenómeno físico, digno de Murphy... las que se iban eran enormes.

Hipnotizados, subíamos el vientre mismo del arroyo, con pozos y estructuras perfectas. En cada una de ellas, encontrábamos una trucha especial, única y distinta. Eran devueltas como sagradas, prometiendo a valle hogar de la Pacha Mama, seguir buscando el próximo destello. END


Autor: Jorge Aguilar Rech.
Fotografía: Peixoto & Aguilar Rech Outdoor Filmmakers.
Video: Cortos de Peixoto & Aguilar Rech Outdoor Filmmakers.
Espacial agradecimiento a Federico Distefano de DC accesorios.
BROWN TROUT ARGENTINA.
Copyright 2014.
Todos los derechos reservados.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Cordial Saludo soy Miguel A., Calibar , fabuloso lo tuyo tu enseñanza, me gusto