La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Mel Krieger . La persona







Es considerado uno de los mejores pescadores de Flycast del mundo. Tiene 80 años y hace más de 45 que practica este deporte. Actualmente dedica su tiempo a dar clínicas de casteo por todo el mundo. Entre los numerosos países que recorre, Argentina es uno de sus preferidos. Hace poco estuvo en El Calafate y nos reveló algunos de sus secretos y el por qué de su pasión por la Patagonia.

El Calafate (PP). Mel Krieger sonríe. No es un momento fugaz de su rostro, una expresión pasajera. Mel Krieger siempre sonríe. Está parado en el jardín del Hotel Posada Los Álamos y nos mira detrás de sus lentes. "Mi oído no es bueno", explica en inglés, ya que Mel no habla ni dos palabras de castellano, aunque viene a Patagonia hace más de 40 años y tiene numerosos amigos argentinos. "Es culpa de mi oído" nos repite. De costado vemos un audífono prendido a su oído. "Los sonidos entran pero no puedo decir qué son. Por lo tanto mi lenguaje es terrible. Mi hijo de 44 años enseña español en la escuela y hasta mis nietos hablan español (ellos tienen 15 y 12 años)" nos comenta mientras ríe.La tarde es maravillosa y Mel está a punto de iniciar una clínica de casteo en el jardín del hotel. Escondido debajo de una gorra de pescador, en la que lleva una mosca prendida, Mel nos mira a través de sus lentes y nos pregunta: "¿de qué vamos a charlar". "De pesca, de su vida", le contestamos, sin saber hasta qué punto esas dos cosas no forman parte de una misma.


- ¿Cómo empezó su pasión por la pesca?-

Viví en distintas partes de los Estados Unidos, pesqué durante mucho tiempo Black Bass (especie de perca) pero con cuchara, todavía no agarraba la caña de mosca. Cuando me mudé a San Francisco, tenía unos 30 años, tuve un primer contacto con la técnica de "flycasting" y allí aprendí a castear. Era un hombre joven, empezando una familia pero todas las semanas le dedicaba al menos un día a la pesca. De lunes a viernes trabajaba, el sábado era mío y el domingo se lo dedicaba a mi familia. En unas pocas semanas me di cuenta que era lo mío. Mi primera dificultad fue tal vez aprender a pescar y pescar al mismo tiempo. Fui muy afortunado porque en San Francisco se encuentra uno de los mejores sitios para practicar flycast en el mundo y tenemos un par de campeones mundiales de flycast. Yo siempre fui muy competitivo, jugué golf, tenis y, bueno, me anoté en los torneos de casteo.


- ¿Cómo aprendió a pescar?-

El secreto de aprender a castear es realmente simple: castear. (Hace un gesto con sus manos, como si estuviera tirando con la caña, al cuál acompaña con un chasquido de lengua). Es como andar en bicicleta, cuando sos chico te preguntás cómo hace alguien para andar sobre eso y después te subís y simplemente lo hacés. El secreto es hacerlo, pero mucha gente no tiene verdadera confianza en sí misma. Algunos tratan de jugar al golf y no son buenos, tratan de jugar al tenis y no son buenos, prueban fútbol y no son buenos, esa es la persona promedio. Entonces prueban esto por una hora y dicen "otra cosa que no puedo hacer". Pero no es así, todos pueden aprender a castear. Obviamente algunos aprenden más rápido que otros.
Alrededor nuestro van llegando de a poco diversos hombres con cañas en la mano. Son empresarios o comerciantes de la localidad que vienen a pasar una tarde con Mel Krieger y ver si pueden aprender algunos trucos o simplemente entender cómo se tiran esos extraños señuelos que parecen insectos. Paramos la entrevista, todos quieren sacarse fotos con el maestro. Luego volvemos a la charla.


- ¿Hace cuánto que pesca en Patagonia?-


Hace casi 40 años. El primer lugar en el que pesqué fue Junín de los Andes. Durante mi primer viaje pesqué en Junín, en Bariloche y en Río Grande, Tierra del Fuego. Y después fui al norte del río Quillén (Neuquén), al sur de Esquel y alrededores. Desde entonces he retornado prácticamente todos los años. La primera vez fue en la década del 70. Yo tenía un grupo de gente que llevaba a pescar a Nueva Zelandia, tenía una agencia muy pequeña, pero me iba bien. Me llamaban de diferentes países y la cosa empezaba a marchar. Un día me contacto el gerente de Aerolíneas Argentinas y tuvimos varias reuniones, y él fue el que me dijo: "Tenés que conocer mi país". Yo le dije "no conozco nada allí". Y trató de organizarme un viaje y terminé yendo. Cuando llegué a Buenos Aires no encontré a ningún guía. La pesca con mosca no era lo que es hoy en día. Por ese entonces el Bebe Anchorena me comentó que en el país entero no había más de 300 pescadores con mosca y debo asegurarte que no he visto ningún país del mundo en el que la pesca con mosca crezca tanto como lo ha hecho aquí. Ha sido maravilloso.


- ¿Por qué decide retornar a Patagonia cada año?-

Por muchas razones. Creo que es una de las mejores áreas de pesca del mundo. Y también pienso, a pesar del hecho de que hay muchos pescadores de mosca en Argentina de que ésta es el área más extensa para practicar flyfhishing de todos los lugares que he estado en el mundo. Puedo decir que he estado enseñado en más de 30 países, por lo que he estado viajando mucho a lo largo de los últimos años. Ciertamente Patagonia es uno de los mejores lugares de pesca del mundo. Lo interesante de esto es que en Patagonia aún hay áreas de difícil acceso, que no son tan conocidas, también hay otras como Río Grande (Tierra del Fuego) donde encontrás un pescador en cada vuelta del río, que es lo mismo que ocurre en Estados Unidos, donde pagan mucho dinero para lograr pescar grandes piezas. Para mi ésto ahora es aburrido. Pero un río como el Gallegos recién ahora se está convirtiendo en un Lodge de pesca. Vos vas a Río Gallegos y nadie sabe con precisión dónde están los peces, es una aventura, hay muchos ríos como éste en Patagonia. Por eso aquí hay un poco más de aventura. En Estados Unidos tenemos un montón de lugares fabulosos de pesca, pero donde todo es conocido y acá todo es desconocido. Es verdaderamente maravilloso, lo bueno de Patagonia. Obviamente a través de los años he hecho muchos amigos y adoro el entusiasmo, la emoción y se podría decir la pasión de los argentinos.

- ¿Qué nos diferencia de otras áreas de pesca del mundo?-



Nueva Zelanda por ejemplo es un lugar maravilloso, el agua es increíble, el paisaje es muy bonito y la pesca es muy buena. Pero cuando la gente me pregunta para comparar yo siempre digo que hay dos grandes diferencias: en Nueva Zelanda si pescás un pez de 4 kilos podés decir que es una buena pesca, en Argentina abren una botella de vino y se celebra a lo grande; también a la hora de comer, ellos sirven dos piezas de pan blanco con un pedazo de queso que podés ver a través de él, a lo sumo una cerveza sentado al borde del río, en Argentina matan un cordero y abren una caja de vino, hay mucha pasión acá que no existe en otros lugares. Hay muchos otros grandes lugares para pescar como Rusia, es un nuevo lugar que se está conociendo. Pero aún ahí lo que pasa es que gente con dinero monta un Lodge y te llevan a pescar ahí, a lugares que se vuelven terriblemente accesibles, pero realmente los buenos lugares son un misterio. Patagonia es suficientemente grande, su población no es muy grande, no tienen grandes industrias y negocios que contaminen el agua. Hay algo en Argentina que es maravilloso, como el número de parques nacionales, que son públicos y accesibles para todos los habitantes. Ustedes tienen un pequeño complejo con los dueños de las estancias que montan Lodge y cierran las áreas, para hacer un poco más de dinero, pero ese es un conflicto que existe en todos lados, pero en Argentina hay grandes cantidades de agua con acceso público.


- ¿Cuánto tiempo estará en el país?- Espero estar aquí durante todo enero, dando una clínica en Esquel y otra clínica en Mendoza. En Argentina en general siempre la he pasado muy bien. Aún disfruto mucho de viajar y ahora tengo muchos amigos en tantos lugares. Cuando voy a Mendoza muchos me conocen desde hace más de 5 años, incluso gente de Mendoza ha ido hasta Bariloche cuando yo estoy ahí, para encontrarnos. Fue un año en el que terminé más gordo por la cantidad de corderos que comimos. Para mi Argentina ahora es un lugar maravilloso para conocer.- ¿Usted prefiere pescar en ríos o lagos?- Prefiero los ríos a los lagos. Además prefiero los ríos pequeños ahora, aunque los grandes peces están en ríos como el Limay, el Santa Cruz, o el Río Gallegos. Me gustan los dos, pero si tengo que elegir, elijo un río pequeño con aguas tranquilas, cuando la pesca se vuelve difícil y es un verdadero desafío sacar la pieza del río. Esa es la mejor pesca del mundo. Yo pienso en eso como un juego de ajedrez, en cambio en los grandes ríos es tirar lejos y traer. En las aguas tranquilas de los ríos pequeños uno siempre se puede llevar sorpresas.


- ¿Cuál sería para usted la caña ideal para pescar en Patagonia?-

Creo que la caña más versátil para pescar en Argentina podría llegar a ser una #6, porque podés pescar en lagos y en ríos como el Limay o el Chimehuín o el Collón Curá. Podés usarla con todo tipo de línea, de flote o de hundimiento. Ahora para pequeños ríos me quedo con una caña #4, y para Sea Trout o Dorado con una #7 u #8. Si tuviera que sugerir una caña para el que recién comienza a pescar le diría que lo haga con una #6.


- ¿Cuál es su pez preferido? -

La trucha marrón. No es tan fuerte como otras, incluso las arco iris dan mejor pelea, pero me quedo con las truchas marrones porque me han sorprendido. La pesca de truchas marrones se puede convertir en un verdadero juego de ajedrez, porque tenés que poner todas tus habilidades en el asunto. Le ponés una mosca y nada, se la cambias y nada… Y así sucesivamente hasta que a veces, sólo a veces, terminás ganando. Es un pez maravilloso.

- ¿Luego de tantos cursos y de pescar, no ha ido perdiendo un poco la pasión y el entusiasmo por la pesca?-

La pesca es una parte muy importante de mi vida, pero creo que poder conectarse con la gente es más importante. Eso es lo que encuentro cuando enseño. Estoy haciendo una clínica y de pronto alguien hace una mejora, aprende algo nuevo y eso se siente muy bien, incluso es mejor que pescar un pez. Disfruto mucho enseñar, es todo un desafío. He escrito otro libro porque tratar de comunicar puede ser muy difícil, pero tratar de comunicar una habilidad física, aún pienso que es instantáneo, no sé cómo se da. Volvemos al tema de que "si querés andar en bicicleta, subite a una bicicleta". Por eso digo, es fácil, mirá, sólo hay que castear. Yo les explico toda la técnica, pero en realidad ellos no aprenden por lo que explico, no se transmite así, a veces aprenden por ver, pero la mayor parte de las veces aprenden desde un lugar que yo considero que es el mejor, que es desde el lugar de la sensación, de sentirlo. Ese es el mejor camino. Yo creo que siempre se pueden hacer progresos. Hace mucho tiempo intenté hacer golf, creo que la instrucción es terrible: ves a la gente tensa, te apretás dos dedos, movés la rodilla izquierda, movés el pie a la derecha un poco, pero lo intentan y logran ciertos avances pero de manera biomecánica. Ellos conocen ciertas técnicas, pero todas mecánicas. Nosotros también sabemos eso en el Flycast, pero yo creo que ese no es el verdadero secreto para aprender. Cada ser humano es único. Uno puede aprender oralmente, otro sintiendo, otro mirando. Creo que todavía tenemos mucho que aprender sobre el proceso de aprendizaje. Por ejemplo agarrás un principiante, le das una caña y que simplemente empiece a castear, hay gente que no tiene problemas con eso y aprenden rápidamente. Conozco gente que practica por horas y pueden tirar el señuelo a millas de distancia, yo creo que son buenas condiciones, como un jugador de fútbol que puede tirar la línea a 40 metros, pero no pueden hacerlo a 10 metros. Es increíble, pero es un mal aprendiz, un gran tirador de línea, pero es un mal aprendiz. Estoy escribiendo un libro sobre cómo enseñar, cómo comunicar. Lo mejor que puedo hacer es seguir buscando nuevas respuestas. Es un desafío para el resto de mi vida, y es algo que disfruto mucho.


- ¿Considera que le queda algo por aprender?-

Absolutamente, todavía estoy aprendiendo a castear. Siempre hay técnicas por descubrir, es un mundo de desafíos. Conozco gente del norte que tiene técnicas diferentes, que pescan a través de los árboles, es algo increíble. Por eso, tengo que aprender a castear así. Hoy ya no tengo la fuerza de brazo o el timing de una persona más joven, pero aún continuo pescando y aprendiendo. El secreto de un pescador, el secreto de un profesor, el secreto de la vida es simplemente uno: continuar.



Compaginado por Jorge Aguilar Rech.

de Juan Cruz Ordóñez del PORTAL PATAGONICO

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