La escencia...

Consideramos al relato de una experiencia de pesca con mosca, como algo extremadamente sensorial. Desde lo visual y literario, cada salida de pesca se expresa libre de egoísmos, despojados de los espejismos de las recetas y con la permanente e inefable búsqueda de lo bueno, lo puro y perfecto.

Arroyo El Desecho. Un sueño de agua.

Siempre he sostenido...  que del agua vengo y al agua iré. Como mandato divino, del vientre de mi madre al, espero... lejano deposito de mis cenizas, en ese arroyo perfecto, el que habré pescado durante toda mi vida. Ignoro por que razón, el agua... siento que me cura, me limpia, me escucha y acobija. El agua me bendice.


Todos sus seres... desde el cóndor inalcanzable, la contadera que canta vidalas con el viento, el cactus, la roca, el lagarto, el guanaco, las taguas, el agua que acuna hadas y truchas...me asisten en la ceremonia. 

Estos días, oscuros y amargos para mi, había aprendido de la maldad del humano, la extremada e inusitada violencia que nos rige, del escaso valor que tiene la vida, el dolor, el miedo. Como un proceso de empatia, comencé a entender a mi pez.

El Desecho me esperaba, con la controversia en el alma. Noble arroyo de montaña, ubicado en el Valle de Las Leñas, Provincia de Mendoza, República Argentina. 

Corre a unos 2.234 m.s.n.m hacia el inevitable matrimonio con el Arroyo Las Leñas, dando origen al Río Salado.

Llegamos tarde, por las inclemencias del tiempo en el Valle Hermoso, de esa noche. Acampamos en un escenario soñado. El pozo ideal, un líes por excelencia. Coherente al mensaje recibido, a la vos que me daba vueltas en la cabeza, intente aplastar al máximo, la ya inocua muerte de mi malvado anzuelo  travestido de bicho,  y afinar el tippet a un capilar 7x. También... la vara me daría una gran sensación en la captura, siendo mi predeterminación que la batalla fuese corta.


Arrastrándome por la roca, me di posición perfecta. El sol no arrojaba sombra sobre el agua, me hallaba pegado al suelo, y mis pasos habían sido fantasmalmente insonoros. Presento a un cast, mi mosca y profundiza con el mensaje. El engaño, hace su trabajo y mi gran pez, toma el plumerio. Su salto es enorme , mostrándome su musculatura gris rosada. Cae... cae como protestando y hace un gran splash en el arroyo. Sonido hueco que propician solo las gordas.

Los espasmos violentos de la vara #1, me disparaban la adrenalina especial de la captura. Varios saltos y corridas recorrieron el verde profundo del pozon. La vara se pone rígida con el silencio abismal que sigue al hecho de que el pez se escape. Justo en ese momento, comprendí el mensaje; mi pez, se había ido... se había liberado,  había escapado de mis manos. Quizás... en su vida de arroyo,  haya aprendido a estar mas despierta, mas atenta. A confiar menos en los hechos, en lo obvio, a escapar a las sombras. En ese momento comprendí que,  ese pez... era el mensajero. Ese pez... era yo.

Sumido en la enseñanza, medite al lado del agua. Continué junto a Diego y Federico mi ascenso por el arroyo. Buscando nuevas formaciones.

Metros arriba, otra corredera perfecta, desnudaba truchas. Aumente mi sección de tippet a 5x. El fluoro carbono me haría invisible. Una Pheasant Tail, con ribete rojo, atada en alambre #24 me daría escala y apariencia, con las hadas Efemeras,  que viven abajo de las piedras. 


Una perfecta Arco Iris era engañada. Una gigante de alma andina. Sana, muscular y extremadamente luchadora. Nuevamente me siento identificado por ella. Ignorando porque, me impulsa, la incansable necesidad de pescarla.

La tarde se hacia corta. Una tras otra, nos saciaban las ansias. 

Diego, cuando cae la tarde. A la hora de la oración... la mágica, la que nos atrapa con las ultimas fuerzas y la ansiedad al máximo, comienza a pescar en ascenso desde el Leñas hacia el Puente. Se le mostraba un arroyo mas abierto y por sectores caudaloso. Pagaban muy bien los runs, presentando agazapado, corriente arriba y a deriva natural. Las Arco Iris eran engañadas principalmente con imitaciones de efímeras minúsculas. Una mas entre las rocas.



Diáfano y perfecto, el arroyo me sana, me da equilibrio. Me arrulla con el cantar de agua. Me presta sus hijos adoptivos... para que juegue. La tarde me cerraba el día. Con el cansancio lleno de satisfacción, que solo los mosqueros conocemos. END


Autor: Jorge Aguilar Rech.
Fotografía: Diego Peixoto+Aguilar Rech Productora.
Edición: Jorge Aguilar Rech.
BROWN TROUT ARGENTINA.
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Todos los derechos reservados.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buena salida de pesca, un lugar que me atrae de tal manera que el tiempo de permanencia allí siempre es corto.