Río Limay. Bello, imponente. Tan veraz, como una bala. Sincero y verídico.
En su inmensa acuarragia el río, se empeña en penetrar el yermo árido del valle y se hermana para siempre con su Neuquen de sangre mapuche. Serán las truchas y percas, de sus aguas... los hijos criollos de Raihué.
Abriendo días... entre gargantas ásperas de ceniza, bocas saladas y ojos rojos, nos introdujimos en las costas de arcilla y rodados... para pescarlo. Pinchar algún crío, con nuestras moscas afanosas. Clásicas Woolly Bugers Olives. Las varas # 5, se arqueaban al máximo con los 64 cm de puro músculo salmónido.
Y corría así el primer día de noviembre, cuando las Hadas del las Cenizas... libélulas del viento, anunciaban que la naturaleza, entiende el idioma. Ese idioma que los hombres, llamamos, desastre. Que no entendemos, no asimilamos.
El mismo espíritu del viento, nos trajo la ceniza. Como en los principios el mismo... lleno de insidia a Raihué. Pero las Hadas estaban ahí. Para decirnos la verdad.
Entre pañuelos, como vestidos para malón, comenzamos a escudriñar las aguas del Limay Medio. Las primeras truchas que tomaban las plumas fueron Arco Iris, apenas desovadas. Algunas percas pintaban el escenario típico, de los nativos del río.
El Limay esta, vivo. El espíritu del viento se acalla. Las truchas están latentes, sanas, quizás asimilando el cambio de los elementos del agua. Pero están ahí. Gigantes y vigorosas como el río que las parió.
El Limay susurra que Raihué, no ha muerto... solo tiene sueños, con hadas de la ceniza. END
Reporte: Fernando Riera, de Limay Medio Fly Shop
Fotografía: Gustavo Ambrosino/Fernando Riera
Edición: Jorge Aguilar Rech.
BROWN TROUT ARGENTINA
Copyright 2.011
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