Mis pensamientos se enfrían. Mi frente se apoya en el vidrio del viejo colectivo. La mente recorre los momentos de ese día. Este...un momento más mientras el sol... apenas recorre con sus brazos, la silueta de la sierra. Anunciando en el horizonte, un día menos en la tierra.
Pienso... mientras el agua brilla en un dorado intenso. Se oscurece entre las sombras de los sauces en ese cuasi eterno, lento y sinuoso recorrido del río, que se insume en la roca. Se aletarga en el tiempo; se absorbe en el horizonte.
Momentos que se anclan en alma...en la mente. Se adhieren a mi corazón ermitaño para siempre. Lleno de historias en el alma, para contarlas a mi regreso.
Ahora... mi caña duerme. Después de la jornada. Las truchas, el aguas... los brillos y sombras, no dejan que descanse; aunque me encuentre en paz.
Ahora... mi caña duerme. Después de la jornada. Las truchas, el aguas... los brillos y sombras, no dejan que descanse; aunque me encuentre en paz.
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