Descubriendo nuestra identidad de Mosqueros Andinos.
El Valle Noble, ubicado en el interior de la Cordillera de Los Andes, alberga una inigualable calidad de pesca. Lo hace desde su principal curso, el Rìo Grande y por cada uno de sus afluentes.
Salimos a las 6 de la mañana desde San Luis, en un recorrido que une las sierras puntanas con la cordillera malarguina. Víctor Picca, su hijo Mauricio y yo. Mauricio es un pequeño mosquero que siempre nos hace recordar nuestros días de niños pescadores... aprendiendo de la mano de nuestro padre, su entusiasmo por la pesca y las moscas. Eso... nos llena de entusiasmo, de energía y alegría de niño.
Llegamos a la Ciudad de Malargue, donde buscamos a dos pescadores mas; queridos amigos mosqueros, Gustavo Bustamante “Pichu” y Javier García, nuestros guías vaquéanos, conocedores de la zona.
Finalmente emprendimos a últimas horas de la mañana, nuestros finales 130 km de recorrido, para llegar a las 4 de la tarde al lugar de campamento base, ubicado en las márgenes del Arroyo El Montañés.
Pescamos durante dos días seguidos envueltos por los colosos de roca. Pescamos en los afluentes. Pesca fina, pesca en las inentendibles e ilegibles aguas mendocinas, ninfas imitaciones de efémeras que derivaban naturalmente por la fuerte corriente de flujo turbulento. Truchas Marrones y Arco Iris de gran porte, extensas correderas, aguas rápidas claras y oxigenadas, que nos permitían visualizar a los peces y pescar a pez visto.
Los mejores resultados se daban cuando las ninfas no dragaban en lo absoluto. Si bien se probaron streamers con excelentes resultados, yo preferí no cambiar por nada a las ninfas.
Captura tras captura, me daba cuenta lo efectivo que es observar el río antes de empezar y aflojar la línea y relajarse totalmente cuando se trate de pescar con ninfas. Lanzamientos especiales como cortina, en curva, reach, o en caja, los llamados proactivos, de Fernando Mosso. Tratando de realizar uno u otro. Fijando, cual me permitía una mejor deriva según la ocasión y el viento y a medida que caminaba corriente arriba.
Tuve muchos errores... siempre los hay, pero también obtuve muchas capturas y mi caña ECHO Carbón # 2, se flexo varias veces. Mi tippett 4X, se tenso hasta el límite. Otras más, subida tras subida, la adrenalina y la satisfacción de hacer las cosas medianamente bien saciaban ansiedad de pesca.
Llevándome entonces a reflexionar sobre la pesca en los arroyos mendocinos, sobre la pesca fina, sobre las ninfas y su entretenido y dinámico entorno.
Creo que de esto se trata, no de cuantas capturas o el tamaño de las mismas. Si bien... siempre preferimos las grandes y la mayor cantidad pero, creo que mas allá de eso se trata de un desafío personal, ni siquiera hombre pez, sino personal...como mosquero. Ese desafío de superarse día tras día, mejorar en las técnicas, en los manejos, en las percepciones, las lecturas. Creo que se trata de cómo pescamos y no de cuanto. Así pescamos por estos nobles valles. END
No hay comentarios:
Publicar un comentario