Se ajaba la tierra de las sierras puntanas, el sábado 23 enero del 2010. La sequía abrazaba a la Provincia de San Luis.
El comienzo de la temporada no a sido bueno, la larga sequedad, se interrumpía con desmesuradas crecientes provocadas por tormentas enormes en las cuencas.
La inapropiada condición de la mayoría de los ríos, hizo desviarme a otro ambiente... a las aguas quietas del Dique La Florida.
Aquí... me aguardaba también...otra especie, la Carpa (Cyprinus Carpio), considerado el Bonefish Argentino.
Esta especie originaria de Asia fue introducida oficialmente a nuestro país en la década del ´40, por un intercambio con el Japón, al que le enviamos nuestro Pejerrey. Anteriormente, Sarmiento, la introdujo a fines del siglo XIX, y ya que su carne se consideraba exquisita, el Gral. Julio A. Roca las hizo sembrar en sus estancias de Ascochinga, en la provincia de Córdoba, dando comienzo a su expansión. Introducida en otros ambientes y ayudadas por los desbordes de la década del ´80, alcanzó las lagunas bonaerenses, el Salado, el Río de la Plata, y demás ambientes. Cubriendo gran parte nuestro territorio, hasta el límite de la provincia de Neuquén.
El día de pesca comienza con una caminata río abajo hasta la desembocadura del Río Trapiche, en el Dique La Florida. Armo mi caña Sage #4, con línea de flote. Un líder de 9 pies, finalizaba atando una Dragon Oliva Ojuda, a un 3x. Mi anhelo... seducir a las carpas.
Las carpas no se dejan ver; prácticamente estoy pescando a ciegas... hasta que, de pronto... se arquea la caña, pero logra escapar. La tarde continúa y esto era una señal de una buena jornada. Continúo con largos cast en diagonal a la orilla. Localizando la línea del veril donde esta la vegetación y recogiendo con pequeños tirones. La técnica era simple... divisar el pez y lanzar lo más cerca posible del mismo y posar la mosca con la mayor sutiliza.
Las carpas son como los grandes hervíboros de la tierra. Están a la suma expectativa de sus predadores. en el caso de los carpios un mal lance, una vibración extraña los inmoviliza totalmente. Dejar la mosca quieta y luego recoger con pequeños tirones... lo más lento posible ya que, no son cazadoras y no correrán tras la mosca.
La sutil tomada, dista de la que estamos acostumbrados con los salmónidos.
Esta es suave y en algunos casos, no nos damos cuenta, ya que las carpas succionan la mosca y no la muerden.
Pero la corrida que hacen cuando se las clava es fabulosa.
En instantes...una de ellas pone a prueba mi equipo. Ya por esas horas , las actividad había aumentado. El pique se hacen sentir, una interesante batalla termina, con una captura de alrededor de los 800grs.
Las clavadas y potentes luchas se subsiguieron en las horas. El día termina con mi cuerpo cansado de las batallas. La energía de las capturas, lograron hacerlo. Pero en mí sentir... se cerraba la tarde con la alegría de haber honrado mi caña con cada una de ellas.END.
Autor: Gastón Viapiana..
Fotografía: Gastón Viapiana.
Edición. Jorge Aguilar Rech.
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