Cuando pescamos entre muchos...
Una experiencia en el Picheuta.
Hablar de superpoblación de pescadores en nuestras tierras... tierras andinas centrales, es casi anecdótico. En nuestros arroyos, ríos, lagos y lagunas, parece sorprendente, encontrarse con este fenómeno. Lo cierto es... que desde la revolución de las vías de comunicación, y digo nuevas sendas, caminos y rutas; la promoción masiva de los páramos naturales por medio de la net, eventos, clubes , asociaciones, televisión y radios... cada vez más personas pescan, y cada vez más pescadores lo hacen con mosca.
Es ya, parte de un paisaje natural cercano, ver multitudes de personas que se introducen al medio ambiente, con intensiones de realizar actividades de esparcimiento como el campamentismo, off road, kayaquismo, trekking, pesca, o simplemente... el arte criollo del asado de cortes vacunos. Esto no es ni más... en la mayoría de las ocasiones, realizado en formas muy poco adecuadas. Formas que carecen de información, infraestructura y servicios. Gestión que los organismos de control, fiscalización y reglamentación, deberían realizar acorde a la necesidad.
Es patéticamente natural... si cabe la palabra, ver en nuestros ambientes mosqueros, decenas de personajes entre ellos pescadores de cuchara, carnada, boyas y quien sabe cuantas modalidades mas, pescando fuera de todo orden establecido. Tema que no sera discutido en este relato, pero no negado. El cuadro se termina y perfila, entre fogones y vidrios rotos, plásticos y ruidos varios, a todo volumen. Un paisaje que a ningún mosquero, le gusta o busca en el mejor de los casos para pescar.
Es una realidad avasallante, la cantidad de contaminación que reviste nuestra cercana natura. No existen biomas cercanos que no presenten el corolario de plásticos, chapas, hierros, vidrios sin dejar de ver, la completa tabla periódica de elementos, que se incorporan a nuestras aguas.
Sin pensar en ello, emprendimos una mañana temprano, el viaje hasta el Arroyo Picheuta... el arroyo libre. Ese curso de agua, que fuera arrebatado por un prepotente usurpador. Liberado por la Asociación Mendocina de Pesca con Mosca, para todos. Buscándolo como el arroyo mas limpio... claro y cercano.
Así... junto a Ulpiano Suarez y Luis Soria, partimos por la Ruta 7 hacia el oeste cordillerano. El cielo nos daba luz clara y cielo soleado, para la mañana que empezaba. Hacían más de dos días que no llovía en las cuencas superiores. Supusimos por ello... que estaría claro y con el caudal justo.
Al llegar, nos sorprendió el paisaje, lleno de vehículos. Especulábamos que al menos tres de ellos eran pescadores con mosca. Pero sumaban cerca de la decena. Resignados... y a esas alturas, decidimos descender de la camioneta y afrontar la jornada superpoblada.
Las varas se ensamblaban intentando detener el tiempo... esperando la ventaja de encontrar un rincón no pescado.
Prestos y ansiosos... saltamos la tranquera aun cerrada de egoísmo... la cual en ese instante, no detuvo nuestra marcha. No detuvo a nadie.
El arroyo se abría a nosotros, un poco lechoso, crecido y caudaloso. Fenómeno atípico en lo general, pero característico de esta temporada. Muchas lluvias... mucha agua.
Luis, tomo el primer pozo, usando la técnica de up stream para dar vida a una Hare Ear. Lo seguía Ulpiano Suarez, quien decidió cruzar a la costa contraria y tomar otra perspectiva. Mi ultimo tuno fue premiado con la primera captura de la mañana. Una solida y peqeña Arco Iris de unos 300 gramos, que tomaba una Hare Ear en alambre # 14. La que fue devuelta al seno del agua, con inmediatez.
Su escaso peso, se contrastaba con su energía aplicada a cada músculo. Su lucha por la vida y su evidente voluntad de escabullirse y liberarse, eran contenidas por mi vara # 4.
Casi simultáneamente, Ulpiano me seguía, con unas tres capturas más. Luis continuaba la racha de capturas promediando entre Arco Iris y Marrones los 400 gramos.
La temperatura era el detonante fundamental en la actividad reinante. Sobreponiéndonos a la presión de pesca, a la escasa claridad del agua, y a las modalidades de mayor impacto.
Era normal ver a otros pescadores en franco descenso por el arroyo, aseverando con rostros serios...que no habían capturado ninguna trucha. Mosqueros, pescadores de carnada, cuchareros. Suerte distinta a la nuestra. Suerte que derivaba del hecho de la observación etimológica, la sensibilidad especial de adaptarse a esos pequeños cambios que nos caracteriza como mosqueros.
Las moscas se alternaban cuando el ajuste en base a esa observación, nos mostraba que las
efemeras cambiaban de color de negro a beige. No había clasto levantado, que no explotara de vida.
Ya unos 2.000 metros arriba de la tranquera, las ninfas se reducían de tamaño. La decisión fue poner una minúscula Cooper Jhons, en anzuelo 16. La presentación sutil, up stream me provocaba la última captura de la tarde.
Las 14:00 horas, y el arroyo nos sacaba de contexto. Donde mirábamos había gente. Más de cincuenta personas pescando.
Enfrentar estas circunstancias, es desmoralizarte para cualquier mosquero pero, cuando no hay más... que enfrentar el hecho, lo podemos realizar con una simple técnica de organización. Tomando pozo por medio u obrservacion pasiva. La primera, se basa en uno de los pescadores toma un pozo, el siguiente el otro y así sucesivamente. El primero que tomó el pozo deberá avanzar hasta el pozo o corredera donde se encuentra el último pescador posicionado. Esta técnica es ideal para las jornadas donde somos muchos pescamos y el ambiente es pequeño. Así se encadena la modalidad.
La otra forma y es la que mas me agrada, es la de tomar un pozo o corredera, por medio de un pescador, mientras los otros lo observan, corrigen y guían. Así pasamos los turnos, permitiéndonos un disfrute total de la experiencia.
Esto nos evita el correr en los arroyos. Muchos pescadores juegan carreras subiendo arroyos y he presenciado mas de una discusión generada por el primereo de los lugares.
Circunstancia inevitable es, la compañía ajena a nuestro grupo de pesca. Encontrar otros pescadores con mosca es una circunstancia inesperada. Pero es mucho mas determinante el hallar pescadores con carnada donde por efecto de la modalidad... diezman todo pozo, toda corredera. Lo conveniente es seguir pescando con esa dificultad y convencidos que nuestra capacidad de desplazamiento, adaptabilidad al cambio de las circunstancias, conocimiento científico y definiendo esto a una pesca pro activa.
Las uúltimas capturas sumaban unas 40 entre los tres. Todas devueltas a su contexto. Contexto extraño... profanado hasta el grotesco, por la intervención del humano.
Pero... el arroyo inocente, se recobrara, volverá su tono sacro, puro. Volverán los duendes de las cortaderas, y el canto de sus aguas. Porque la naturaleza es así... se abre en vida donde fue agredida. END
Autor: Jorge Aguilar Rech
Fotografía: Jorge Aguilar Rech
Edición: Jorge Aguilar Rech
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