Llegamos al valle, con el despuntar del alba. El camino campero saturado de serruchos y pedregullo, hizo mas lenta la marcha. Docenas de guanacos en las estepas bajas y en algunas ocasiones algún ciervo que, irrumpía en lo transversal de marcha... saltando los alambres.
Fueron desde San Martín de los Andes unos 45 minutos cuando finalmente llegamos al sector.
Balsa ... ahí paramos.
El camino nos llevaba hasta la tranquera de acceso publico creada por las Estancias para el acceso de pesca. Pablo Cortijo la reconocía muy bien. Comenzamos entonces, a armar las cañas y a colocarnos los chalecos cargados,los waders húmedos del día anterior...cuando la brisa fresca nos susurraba el otoño patagónico... de unos 21 º C. Pablo había armado una SAGE # 3 y yo una #6; preparándome para la captura que al menos imaginabamos.
Nos dirigimos a la vera del Collon Cura , distante unos doscientos metros del lugar. Para nuestra sorpresa estaba al menos unos 3 metros abajo del nivel normal a esta época... muy bajo. Esta constante la hallamos en todos los ambientes que estábamos visitando y los días subsiguientes visitaríamos.
Caminamos unos 45 minutos al Norte... río arriba.

(un excelente video se halla alojado en nuestro canal de You Tube: http://www.youtube.com/watch?v=K-netR3M8mo)
Minutos mas tarde... subo unos metros a contrapartida de la pactada marcha hacia abajo de la corriente. Lanzo largo... con mi linea de hundimiento medio, finalizada con un líder

Presuroso corto el 3x meyado y dejo el tramo de 2x al que ato otra escuálida Micky. Lanzo al mismo sitio y pincho otra trucha Arco Iris que corrió inmediatamente corriente abajo, intercalando la lucha con saltos y tensiones. Finalmente capturada, su lucha,parecía ser de una trucha de mayor envergadura pero resulto ser de unos 700 g.
Se siguieron decenas de capturas que promediaban la gramos bajo kilo... las cañas arquedas eran pregonadas por nuestros gritos de alegría.
Mientras bajábamos descubríamos pozones verdes dejados a la vera del cauce por la bajante del río. Alevinos en su vientre vegetal nos indicaban que el río tenia buena carga de alimento.
Abrazados por la tarde y el frío otoñal... nos marchábamos de a poco, caminando río abajo con Pablo, entre piedras rodadas y sauces negros.
El río se iba alejando poco a poco. Al final le prometimos volver, con la promesa de nuevas y mayores capturas entre sus arrugas de piedra. END
Autor: Jorge Aguilar Rech
Protagonistas: Jorge Aguilar Rech y Pablo Cortijo.
Fotografía: Jorge Aguilar Rech.